EL TEXTO DEFINITIVO NO SERÁ PRESENTADO HASTA EL 15 DE ABRIL
El camino hacia un Pacto de Estado por la Educación, social y político, que desde su nombramiento -hace ahora un año- ha persegudio el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, está a punto de quemar la última etapa. En febrero, el ministro se concedió el mes que hoy termina para tener el texto del acuerdo que presentará a las partes. Según fuentes próximas al Ministerio de Educación, el texto está prácticamente acabado y el ministro dedicará las actuales vacaciones de Semana Santa a pulirlo, porque «no piensa alargar más el proceso».
Si se cumplen las previsiones, el próximo 15 de abril, Gabilondo presentará el documento a la firma de las partes con la idea de conseguir el máximo consenso. Entonces y con el grado de voluntades concitadas, se resolverá si hay un pacto de Estado o solo un acuerdo más o menos significativo de medidas en favor de la educación.
¿Qué ha sucedido en ese mes de contactos educativos, sociales y políticos? Tras la sesión de la Conferencia Sectorial de Educación del pasado mes de febrero, cuando en la Conferencia de Consejeros el PP rechazó por enésima vez la propuesta el Gobierno, el ministro convocó reuniones bilaterales y multilaterales para tratar de cerrar el texto.
Ocurrió, sin embargo, que tras la reunión con los portavoces de los grupos parlamentarios, estos escenificaron ante la Prensa sus discrepancias con la propuesta del Ministerio de Educación, un texto de 137 medidas, en las que destacaban las encaminadas a lograr la estabilidad normativa y la financiación del pacto, para lo que se promovería una memoría económica. Y esto además de planes contra el fracaso y abandono escolar y en favor de la Formación Profesional y de un cambio en la Secundaria y en el Bachillerato. Podría decirse que en ese momento el pacto encalló en la política, ya que los representantes de casi todos los grupos de la oposición, lógicamente desde distintas vertientes, antepusieron la ideología a otra consideración.
Sin embargo, Gabilondo mantiene su hoja de ruta y ha hablado y sigue hablando -ahora con suma discreción- con todos bajo el principio de que a la hora de pactar no primen las ideologías sino la mejora del sistema educativo. No pierde la esperanza en que habrá pacto y confía en que se sume el Partido Popular, cuya participación considera imprescindible como primer partido de la oposición. Éste sigue lejos del consenso, porque entiende que las líneas maestras del sistema educativo que preconiza no han sido incluidas en las propuestas del Gobierno. Y es que para los populares el reconocimiento del fracaso del actual modelo y la vertebración del sistema son ineludibles. Y con esto, programas comunes, de defensa explícita del castellano y cuerpos nacionales de profesores.
La lengua y las competencias autonómicas, aunque desde otros planteamientos, son cuestiones fundamentales para los nacionalistas, sobre todo catalanes y vascos. La suerte esta echada. El resultado, en solo 15 días.
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